Café entre libros
Ayer miércoles en la reunión comentamos la obra de Eduardo Mendoza y la de Cervantes, con su obra magistral "El Quijote" y algunos de sus entremeses. Eva nos leyó uno de estos últimos dedicado al divorcio, en él nos mostró la gran habilidad del maestro para arrancarnos una sonrisa.
Con la obra de estos dos autores todos estuvimos de acuerdo en que el avance tecnológico que ha sufrido nuestra sociedad no ha cambiado la forma de pensar y de hacer del individuo. Los personajes del entremés de Cervantes planteaban los mismos problemas maritales que se plantean hoy. Eduardo Mendoza, nos muestra la agitación social en torno a los años veinte del siglo pasado y la agitación social que estamos viviendo actualmente a consecuencia de la crisis.
Juanjo nos acercó a los clásicos con la lectura del poema "El viaje a Itaca". Poema que nos enseña una gran verdad, lo importante no es el destino, lo importante es el viaje.
Gloria nos regalo su voz y esa forma tan seductora de escuchar la poesía, abusamos siempre de ella, pero es tan placentero escucharla. En este caso nos leyó unas poesías de: Ovidio (43-17 A.C), Nicolas Fernández de Moratín (1737-1780), Juan Mendez Valdés (1754-1817) y Ventura de la Vega (1071878), todas ellas giraban en torno a las relaciones sexuales hombre-mujer y también quedó patente que el ser humano, por mucho tiempo que pase, tiene los mismos deseos, las mismas necesidades siempre, parece que toda está ya inventado.
Gracias a los tres por ofrecernos estos regalos, por hacernos reír y sobretodo por estar siempre dispuestos a portar.
Eduardo Martinez nos ha traído un regalo también, que fue leído por Gloria y os dejo aquí para que disfrutéis todos de él, de la fuerza de unos sentimientos bien expresados, que seguro que más de uno puede aplicar a su propia vida. Disfrutadlos. Gracias Eduardo.
Tenía que contarte...
Que apenas me acuerdo de ti...
pero te echo tanto de menos...
Que no te necesito,
aunque fueras unas Navidades perpetuas.
Que soy feliz...
pero tengo una lágrima perenne en la garganta.
Tenía que decirte...
Que cada vez conozco más gente...
pero que ya no estremezco con caricias azules.
Que disfruto de la vida...
pero que tengo el alma lleno de furias y de tristezas.
Que tenías razón,
que las lágrimas, caen aunque uno no quiera.
Que a pesar de la primavera,
sólo recuerdo tu olor rosado.
Tenía que confesarte...
Que no puedo parar el tiempo,
voraz y desobediente segundero.
Que soy el que ya comienza a no existir...
que mueren mis ojos frente al espejo.
Tenía que preguntarte...
¿Para qué la voz?
¿Para qué los ojos?
¿Para qué este corazón desmesurado?
Manuel Eduardo Martínez Fernández
2 comentarios:
El poema de Eduardo es precioso, incluso para alguien como yo, a quién la poesía no le mueve casi nada. Y el hecho de poner mi voz a lo que en nuestra reunión leamos, me llena de satisfacción, sobre todo si os agrada la manera en que lo hago. Cristina, me alegra que te guste mi relato, y ya sé que me lo dices con sinceridad, de la misma manera que me encantaría que me dijeses lo contrario,si así fuera, o que se podría mejorar esto o aquello, porque así es cómo se aprende. Un beso fuerte a las dos y al resto de los compañeros.
Gracias, Eduardo.
Me gusta cómo escoges los sentimientos y cómo escoges las palabras. Estoy, también, expectante por lo que quieras seguir compartiendo.
-y gracias también a Gloria, por no cansarse de leer para nosotros.
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