Eva Rodríguez
Cuando llegó la noche quiso morir.
Abandonó su cuerpo sobre el suelo frío.
Invadieron su mente imágenes de despedida; palabras inmisericordes,
balbuceos de súplica. El portazo. La puerta cerrada para siempre. El abismo.
En el cuerpo yerto ahoga el pecho el llanto no llorado, queman la garganta
gemidos estrangulados. Su desdicha le aleja de la vida, pero no muere.
La perfumada noche de abril tiende un manto de estrellas muertas sobre su
cuerpo abandonado.
EFrana
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