Eduardo Martínez
Voy
de camino, al fin...
Ya
noto la decadencia, segura, que precede a la muerte.
Un
agua triste, cómoda, vive en mis ojos de perro apaleado.
Un
continuo viento del sur, frío -¿frío?- me envuelve.
Querer
correr hacia atrás, para recuperar el tiempo perdido.
Pensamientos
torpes, como la sonrisa de un ciego.
Olvido
de la vida, lejana ya, azotada por las desgracias...
Sucede
entonces, que este lacerante sosiego de iglesia, me traslada
a
una playa desierta, solo mía.
En
un sueño que es lo más que tengo y he tenido.
Voy
de camino... por fin.
No hay comentarios:
Publicar un comentario