Eduardo Martínez
Hoy estoy en paz con el mundo.
Con el mío.
Pienso en tu mirada;
mi espejo
de fondo infinito, traslúcido,
como tú.
Y en esta paz, -deseada, suspirada-
espero tranquilo,
pensando en cuántos días,
en cuántas personas, y vidas.
En cuánto sufrimiento inútil,
desaprovechado.
También hubo días buenos.
Horas, minutos quizás.
Pero estoy conforme, ya no hay queja.
¿Sirve la queja ahora?
Antes tampoco.
Pero ahora ya no hay dureza
en las paredes si no estas entre ellas.
Ya hay conformismo,
soledad, aislamiento voluntario.
Hoy estoy en paz con la muerte;
la puerta que me abre dice;
"ven, ven a mi, que soy el llanto seco e inacabable".
Y no me engaña;
voy.
No hay comentarios:
Publicar un comentario