TRIPLE SPACE

DESCRIPCION


CAFE ENTRE LIBROS
ES UNA VENTANA AL MUNDO DONDE LOS AUTORES DEJAN SUS OBRAS CON EL FIN DE COMPARTIR CON TODO AQUEL QUE DESEE
VISITARNOS.

CAFÉ ENTRE LIBROS

CAFÉ ENTRE LIBROS

ULTIMAS PUBLICACIONES

El piano es un ataúd con la tapa levantada - Mercedes González

El piano es un ataúd con la tapa levantada
Mercedes González



El piano es un ataúd con la tapa levantada. Eso decían todas al que llegaban y se quedaban rodeándolo como guardianes. Mientras, yo  observaba la escena que se repetía con la entrada  de cada nuevo visitante;   manteniéndome discretamente sentada al fondo de la habitación.
as personas
 Con mucho cuidado, me moví sin hacer ruido  para buscar otra nueva  ubicación y situarme más cerca del círculo de guardianes que susurraban a media voz. Desde esa posición podría escuchar todos los comentarios tan diversos que se decían: “que repentinamente se ha ido”  “que extravagante era, la verdad…pero que simpático”  “mira que dejar escrito la forma en la que tenía que ser enterrado...”
“Y lo despistado que era… ¿recordáis aquel día que después de caminar  durante tres horas para ver una cascada de agua, nos dice que se había equivocado de camino? O aquella otra vez que fuimos a la playa y al irnos se dio cuenta de que  no tenía las llaves del coche y estuvimos tres horas esperando hasta que vinieron a buscarnos. Lo curioso fue que al revelar las fotos hay una en la que aparecen las llaves cayéndose de su bolsillo a la arena.”
Iban llegando poco a poco más personas y se situaban en guardia, como los anteriores, y seguían comentando:
“¿Qué harán sus sobrinos con todas las colecciones que tenia, tanto de coches, como de motos,  trenes, de juguetes?..Seguro que valen un pastón...,  no creo que conserven todo...ya no cabe nada en las casas  de ahora... El siempre vivió de alquiler   en una casa enorme  con los techos altísimos, tenia dedicada una habitación, solo para la maqueta del tren.”
No paraban de hablar, todos aportaban algún detalle sobre su personalidad.
“Fué como un niño grande, llegaba y te contaba con verdadero entusiasmo cualquier cosa que en eso momento le había llamado la atención  y si tú estabas haciendo otra cosa ya fuera viendo la televisión o hablando por teléfono se enfadaba sino le hacías caso. Era tremendamente inteligente con una memoria de elefante, para temas diversos…desde la música hasta la historia poseía una vasta cultura. Pero esa personalidad… no era entendida”
Ya, decía otro, asintiendo con la cabeza, “te absorbía de tal manera que resultaba pesado.  Solo habría bastado con cogerle de la mano y como a un niño explicarle; ahora estoy hablando con los mayores, enseguida te hago caso...  pero claro eso no lo hacemos con un hombre hecho y derecho.”
Sí, claro, tienes toda la razón. “Siempre quiso buscar la admiración de los demás, pero en el fondo  yo creo que buscaba, cariño, afecto, amor o  buscaba algo que nunca supo encontrar porque ni siquiera él sabía lo que era.  La verdad es que tuvo unas treinta parejas, incluidas  su esposa y  otra mujer  con la que convivió unos diez años.
Dicen que es a ella, a la que le ha dejado todo, en su testamento, a pesar de que ya no estaba juntos desde hace un par de años. Por cierto, que raro ¿cómo no habrá venido?”
Después de oír aquello, apoyé mi cabeza sobre mis manos   , permanecí así durante varios minutos, aunque mis ojos los tapaban unas grandes gafas obscuras, cualquiera podría pensar que lloraba o que rezaba.
Me levanté  discretamente y arrastrándome sigilosamente a pesar de mis altos tacones  recorrí el pasillo hasta la sala contigua. Y allí encharqué cada pañuelo de papel que llevaba.
Aquella misma tarde teníamos la última cita, habría tenido la última sesión de psicoterapia conmigo. Después de veinte años escuchándole todos los lunes por la tarde, por fin, ese mismo día pensaba darle el alta. Tantas horas de diván, y  resulta que le habían analizado mucho mejor sus amigos.
Desde el pasillo, eché un último vistazo a la estancia donde se oía  el piano, no sonaba una marcha fúnebre, sino algo verdaderamente alegre.
Me sequé la nariz y salí deprisa, ojeando automáticamente el reloj y le dediqué el penúltimo pensamiento:
La última sesión la había dejado pagada.


No hay comentarios: