Filadi Curto
Les vi marchar a lo lejos, la imagen
trajo los recuerdos a mi mente: mi
madre, nuestra infancia juntas, las
Noche Buenas llenas de risas, de niños… los abuelos…
Al echar la vista a tras me doy
cuenta de la gran fortuna que es la familia, no solo la actual, la de antaño,
la que se ha ido en parte, la que no volverá.
Me veo en el lugar de madre, se entremezcla mi vida y la de mi
progenitora, para enseñarme que el tiempo transcurre, pero al final todo sigue
igual o parecido. Con el paso de los años la comprendo mejor, valoro todos los
sacrificios que hizo, en su juventud y en su madurez. Hay momentos en los que
me parece que estoy mirando el mundo
desde sus ojos. Tal vez ella esté al otro lado de mi, como madre imagino no
dejar nunca a mis hijas sin amparo, como madre pienso en ese pájaro que empuja
sus polluelos a volar, aun a sabiendas que pueden no desplegar las alas en el
vacío. ¿Ella seguirá ahí vigilando mi vuelo? ¿O su mirada me habrá perdido en
el horizonte?
Mi mente quiere ir más allá, podría
divagar hasta encontrar a la persona que más echo de menos en la vida, hasta
imaginar donde está, como está y con quien. La añoranza trae las lágrimas a mis
ojos, pero nunca me la devolverá. Aún así, me siento feliz por poder disfrutar
de las personas que compartieron nuestras vidas, con las que, al
reencontrarnos, resucita los recuerdos de alegrías compartidas, de personas
entrañables que nos hicieron sentir queridas. Esa felicidad me lleva al
agradecimiento de tenerlos todavía en mi corazón, de seguir compartiendo un
modo de vida que mamamos y de poder
estar juntas, aunque sea a ratos.
Hoy, cuando los vi marchar, los
recuerdos de otra partida más dolorosa
acudieron a mí, nunca podré
separar a mi madre de su familia, de la mía.
Pero ahora, cuando las lágrimas los
despiden, en silencio, solo quiero recordar todos los momentos de felicidad; las
luciérnagas en los setos, las risas de las hermanas, sus caminatas juntas
rodeadas de niños para llegar al hogar familiar…. Los calcetines de borlas, y
los vestidos de manzanas. Las pastas de Reglero, los veranos calurosos
durmiendo en el suelo…
Y ahora que te vas… solo quiero recordar cuanto te quiero, cuanto
os quiero. Y que nunca os podré separar a ella, a ti, como ella, como mi hija,
ojos de cielo….
Ya te echo de menos…
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