Eduardo Martínez
…mi corazón con tus recuerdos…
Espero en la ventana. Veo desde mi
silla, la desolación de una vida: ahora sí que pienso
en las torpezas
cometidas.
Eternamente
desolado.
¡Ah!,
eternamente desolado…
Sórdido
como un invierno sin días de sol, bebo de las fuentes de
la desdicha. Tendré, sin duda, que
emborracharme para no olvidar…
Y
aquí estoy, con soledad de paria desterrado, con tristeza y miseria de
refugio
antiaéreo, recordando que un día fui inmortal entre tus brazos.
Espero
en la ventana…
Eternamente
atormentado.
Eternamente…
¿Qué dirán las sábanas si no
vuelvo esta noche, qué dirá la mañana si no
la veo de nuevo?
Retuerzo mi corazón con tus
recuerdos…
-terco,
serio-
Y de ahí salen estas palabras garabateadas.
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