Rosa Hoyos
¡El piano es un “ataud con la tapa levantada”!.... Esta fue la exclamación del nuevo estudiante de
música cuando inició las clases práctica de piano, observando, que al poner los dedos
sobre sus teclas , lo único que percibía
eran sonidos desafinados de tristeza y soledad. ¡Qué
decepción!... ¡Él quehabía soñado con crear un mundo de vida y fantasía a través de la música!.. Ahora la sensación que recibía era de tener delante
un ataúd abierto esperando a ser llenado
con ideas de tristeza y muerte, pero… ¡No iba a dejarse vencer por el
desánimo del comienzo!.. Tenía que, través de su música, insuflar
sensaciones de vida en cualquiera
de sus variedades y lo conseguiría con
su esfuerzo, constancia y tesón. ¡Tenía que seguir adelante!...
- He de llegar a crear sentimientos y ensoñaciones
de todo orden en aquellas personas que escuchen mis composiciones
musicales, y esta idea de
relacionar el piano como un instrumento de muerte ha de transformarse en un instrumento de vida y creatividad, que en un futuro, hará a todos soñar y recordar todo tipo de recuerdos , vivencias y
emociones y no sólo el sentimiento trágico de la vida que
finaliza con la muerte. Sus melodías no harán sentír a nadie indiferente . La música ha de hacernos reflexionar a todos acerca
de nuestro peregrinar por este mundo con
luces y sombras pero, también, potenciar
la idea de una vida más plena y enriquecedora en todos los aspectos
pero, para lograrlo, antes tengo que comenzar dando vida a mi
propia vida y así poder proyectar este sentimiento en los demás.
Tras estas consideraciones, nuestro aspirante a pianista, inició un cambio en sus rutinaria y mediocre vida,
practicó y practicó tocando el piano con
entusiasmo, pero también dedicó parte de su tiempo disponible a leer,
viajar y a conocer gentes y culturas diferentes; en definitiva, todas esas
vivencias que le permitieron ampliar su capacidad de entendimiento y enriquecimiento personal. Cada vez vivía con más intensidad su propia
vida lo que a su vez le ayudaba a profundizar más en el conocimiento del alma humana en todas sus facetas. Vivió
amores, desamores, alegrías, tristezas y todo
tipo de sensaciones lo que le ayudaron a mejorar y perfeccionar su creatividad musical. El piano ya no le sugería el “ataúd con la
puerta abierta” de sus comienzos musicales, sino que al tocar iba desgranando
su trayectoria vital y este hecho le estimulaba a
seguír y seguír en la búsqueda de nuevas composiciones , cuyo fín ya no tenía
límite. A través de sus notas expresaba amor,
odio, admiración, envidia y, todos aquellos sentimientos que deseaba
transmitír a todas las personas que la oían.
Tras un exitoso concierto, sintió un fuerte dolor en el
pecho y tuvo la sensación de que el
momento de cerrar la puerta de aquel “ataúd” había
llegado y, aunque en sus comienzos éste parecía
vacío y sin contenido, ahora ya representaba la plenitud de su vida tornando a
ser el piano que permitía
crear sonidos maravillosos cuando unos dedos expertos
y con sensibilidad presionan sus teclas. Ya podía descansar felíz sus objetivos se habían cumplido ¡Era hora la
hora cerrar la tapa!...
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