Eduardo Martínez
Perdóname...
-te dije con un último aliento de amante.
No hubo respuesta,
vi en tus ojos el placer
de callar, pero no otorgar.
Y ahí te imaginé,
como una dama de muerte
al pie de mi cama,
donde una flota de fantasmas
avanzara en mi búsqueda...
Sólo pude pensarlo una vez más...
perdóname.
Te diste la vuelta, rígida como
un tronco en medio de un desierto estéril,
sin regalarme una mirada que valiera
una vida entera...
Me dejaste ir, oscuridad y silencio infinito...
más oscuro y más infinito
por no regalarme una despedida,
aunque fuese con tu
negrura de augurio,
para retrasar mi primera
noche en la muerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario