Filadi Curto
Desde este punto en el infinito que se ha vuelto mi mundo,
un lugar mermado, con el aire turbio, lleno de olores que me repugnan, que se
concentran en mi pituitaria y me revuelven el estómago, recuerdo el espacio
exterior ya sin añoranza, sabiendo que está ahí, que volveré a caminar
incesantemente por él. Pero ahora mismo parece que se fue, que ha desaparecido
y que me está vedado, hasta el punto de alejarlo de mi memoria, de esquivarlo
deseando tan solo esta cama, a la que acudo con tanta frecuencia, que me hace
olvidar quién soy, quién he sido siempre.
No hay nostalgia en mi corazón, aunque recuerdo el mar, el
sol, el aire, el agua, la libertad de ir y venir sin trabas, la fuerza que ha
desaparecido, que se evapora cuando camino, cuando me empeño en llegar a los
mismos lugares de todos los días, a recorrer el Parque de Ferrera. He sucumbido
a la disminución física e intelectual de mi cuerpo y mente, las he aceptado no
sé muy bien si de forma temporal o permanente, ya lo he vivido, sé que hay
cosas que quedarán, que no se irán nunca. También sé que floreceré y recuperaré
muchas otras, o eso espero, que llegará la primavera, mi primavera, que me
mostrará el mundo desde otros ojos, que me hará ver las cosas con esperanza. Mi
mirada transformará, entonces, lo minúsculo en grandioso, y absorberé el aire
que me devolverá la vida, la luz que me traerá de nuevo la alegría, y el agua
en el que volveré a zambullirme y me proporcionará las mejores caricias.
Quisiera ser positiva, pero los lacitos rosa, los anuncios
que hablan de “estoy curada” no me ayudan demasiado. Esta es una lucha en
soledad. Por mucho que te quieran, por mucho que te intenten ayudar, aunque el
whatsApp eche humo y tengas que cargar el móvil dos veces al día, estás sola.
El tiempo de
tratamiento, que visto desde la distancia no parece demasiado, se hace
interminable mientras dura y sientes tu cuerpo morir, tu razón mermar. Te
sientes anciana y desprotegida, y deseas un abrazo, un mimo de tu madre, una
madre que se fue hace ya mucho tiempo, a la que se llevó otro cáncer, con otro
nombre, pero más cruel.
En unos días todo habrá pasado, y ya no habrá más ciclos que
turben mi entendimiento, pero tal vez sea bueno no olvidar, para disfrutar de
lo que la vida nos da, para saber mirar el cielo azul o gris o lluvioso, para
gozar de la naturaleza, de las personas, de las cosas por las que tanto
luchamos.
Pronto caminaré el mundo como siempre, y conseguiré
centrarme en leer, en escribir. Podré volver a disfrutar de mis amigas, de los
paseos en soledad, en compañía, de las tardes de meriendas o las mañanas de
café en la Casa de Cultura, del vermú después de comer, de las tertulias en la
radio y de las tertulias de libros.
Pronto volveré a vivir.
5 comentarios:
Te esperamos con anhelo para disfrutar contigo de esos mágicos momentos. Que la fuerza te acompañe.
Los caminos que unen lugares y los que bordean el mar, las aquas transparentes y las veredas de los parques,
Las persomas que te conocemos y te queremos,
Te esperamos.
Ánimo, Felicitas.
ER
Dentro de poco llegará tu primavera para que, como ya pasó una vez, las flores te lancen piropos.
Dentro de poco llegará tu primavera y, como ya pasó otra vez, las flores te lanzarán piropos.
Cuando tengas un poco, sólo un poco de fuerza, date un paseo por la calle Palacio Valdés, tomas un té en el Lord Byron y te sorprenderás al ver la calle totalmente florida, saludándote, y si no llegas muuy cansada en el Parque del Muelle hay un árbol en flor esperando, te espera a tí que sabes mirar con los ojos abiertos y cerrados
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