Filadi Curto
INGREDIENTES
(para cuatro personas):
- Un vaso de ordenes en tono grave
- 400 gr. de espaguetis
- unas lágrimas de cocodrilo
- Sal
- cuatro cucharadas de mentiras
- Un bote de salsa de tomate (mi suegra prefiere el
Solis...)
- una buena cantidad manipulación
- 200 gr. de picadillo de chorizo
- Agua
-
Y mucha, mucha
hipocresía.
Para hacer unos buenos espaguetis
“estilo mi suegra” es muy importante convertirse en ella durante el tiempo que
dure la preparación del plato.
Ante todo, debes mostrar una actitud de
mujer manipuladora, con verdadero interés en dirigir la voluntad de las
personas que estén a tu alrededor en ese momento, sobretodo a los que sean del
sexo masculino, más dados ellos a obedecer las ordenes de este tipo de mujeres.
Estas suegras, suelen poseer una
perturbación que les lleva a generar en sus hijos, una grave patología que no
suelen superar mientras la señora está en su entorno o incluso, mientras están
en este mundo.
Ahora bien, la nuera que quiera
organizar su vida y la preparación de espaguetis de este estilo, ha de disponer
de:
- Grandes dosis de sangre fría
- Una voluntad de hierro
- Un amor incondicional a sus hijos
- Muchos deseos de compartir su vida con un hombre sin
destetar de su madre
PREPARACIÓN:
En una tartera grande echamos las
lágrimas de cocodrilo, el agua, el vaso de ordenes en tono grave, la sal y la
acercamos al fuego, la llama debe ser viva, para que las lágrimas y las ordenes
se disuelvan en el agua, son de pesada composición y les cuesta diluirse.
Cuando llegan al punto de ebullición se
agregan los espaguetis y las cuatro cucharadas de mentiras, se revuelve con
energía y cuchara de madera. Se vuelve a
esperar que hiervan todos los componentes, en este momento lo mejor es tener la
olla tapada, pues las mentiras cuando llegan a los cincuenta grados centígrados
suelen tender a saltar de forma explosiva y pueden herir gravemente a los que
se encuentren a cierta distancia. Cuando alcanzan de nuevo el hervor, se
levanta con cuidado la tapadera y se incorpora la hipocresía, cuanta más mejor,
nunca os quedéis cortas, en este caso vale más el exceso que el defecto. Y para
asegurarnos de que la cantidad ha sido suficiente hay que enseñar dientes,
dientes, dientes.
Lo dejamos a fuego fuerte el tiempo que
señale el paquete, unos diez minutos, más o menos. Mi consejo es que no los
dejéis al dente, es un plato pesado, de difícil digestión, por ello mejor que
estén bien cocidos.
Mientras se va haciendo la pasta, en
otro fuego, colocamos una sartén con el picadillo de chorizo, aunque está
adobado yo aconsejo aliñarlo con un poco de paciencia, si además les echamos
una pizca de bicarbonato, prevenimos la acidez que la alitosis de la suegra nos
produce al escupirnos mientras habla.
Cuando tenemos los espaguetis cocidos y
el picadillo bien hecho, lo mezclamos todo junto al tomate de bote. Ya sé que
el plato saldría muchos más sabroso si le hiciésemos una salsa de tomate
casera, pero ya no serían “estilo mi suegra”, pues la señora además de ser una
bruja es muy mala cocinera.
Y para finalizar, en el momento de
llevarlos a la mesa le recordamos al hijo
que la receta nos la ha dado su adorable mamá. Para más recochineo lo
llevaremos en esa fuente de la vajilla que la señora nos regaló cuando nos
casamos y que me gustaría tirarle a la cara cada vez que su hijo hace lo que le
ha dicho su mamá, sin usar ni un milímetro de su única neurona.
Por último, y no menos importante, en
ese momento maravilloso en el que nuestro marido nos recuerda que no saben como
los de su madre, hay que coger impulso, agarrar, con la mano bien abierta, la
fuente con el resto de los espaguetis “estilo mi suegra” y plantarse los en la
cabeza a su retoño sin destetar ( a ser posible que la fuente se rompa en
chiquicientos mil pedazos).
Con este plato no se tomará nunca,
nunca, pero nunca, un chupito pues es altamente explosivo.
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