TRIPLE SPACE

DESCRIPCION


CAFE ENTRE LIBROS
ES UNA VENTANA AL MUNDO DONDE LOS AUTORES DEJAN SUS OBRAS CON EL FIN DE COMPARTIR CON TODO AQUEL QUE DESEE
VISITARNOS.

CAFÉ ENTRE LIBROS

CAFÉ ENTRE LIBROS

ULTIMAS PUBLICACIONES

La receta olvidada - Mercedes González

La receta olvidada
Mercedes González







Puede, que si te fijas bien en una persona que conoces desde hace tiempo, descubras algo nuevo en su mirada. Eso le ocurría siempre a Francesco. De repente, alguien  conocido le deslumbraba, no sabía muy bien por qué.  Cuando eso ocurría les invitaba a cenar en casa sus famosos espaguetis carbonara a la antigua.
Conservaba una receta magistral que  sus antecesoras de origen  italiano iban pasando de una generación a otra. En realidad era ya una receta conocida y cocinada por todo el mundo, pero él decía que solo su familia guardaba su secreto.
Francesco a pesar de que los años le pesaban, se sentía joven, no dejaba de enamorarse año tras año. Esta vez había conocido a Carola en una exposición de fotografía. Y enseguida le cautivó su simpatía, su  sonrisa. Esa mañana se había despertado pensado en ella…en  como conquistarla.    Sabía como lo tenía que hacer…la invitaría a cenar espaguetis, los había preparado ¡¡¡tantas veces!!!
Para que la receta tenga éxito, lo primero es invitar a los comensales. Así que cogió el móvil y le mandó un mensaje a Carola, proponiéndole la invitación  para el próximo viernes en su casa. A los pocos minutos  obtuvo la respuesta, aceptaba. Carola se ofrecía a traer una botella de vino que guardaba de la zona de los abruzzo.
 Una vez obtenido el sí,  decidió salir  a comprar al mercado todos los ingredientes necesarios, pero enseguida se dio cuenta de que tenía tiempo suficiente para hacerlo,¡¡¡Si faltaban dos días para el viernes!!!
 Mentalmente  reunió todos los ingredientes y los puso por orden alfabético, así con esa regla nemotécnica que utilizaba desde hace años no se le olvidaba ninguno.
  • Aceite de oliva
  • Ajo 2 o 3 dientes
  • Espaguetis 250 gramos
  • Huevos  2
  • Panceta curada 150 gramos
  • Pimienta, negra como el carbón
  • Nata, muy poca
  • Queso parmesano recién rayado
  • Vino blanco, un vasito 

Entre los  ingredientes  se colaban otros recuerdos, olores, otros sabores... la dulce Julia, la amarga Flora, la empalagosa…Lucia  la escalofriante   Natalia….
Había ingredientes imposibles de olvidar….eran como el agua y la sal…fundamentales para esta receta.
En muchas ocasiones había intentado poner algo de su cosecha, cambiar algún ingrediente …pensaba en mejorarla  en adaptarla a los nuevos tiempos, de alguna manera  ahora todo el mundo, hombres , mujeres , niños  estaba convencidos  por las nuevas corrientes alimenticias que ya no había que tomar grasa…Francesco se rió  y  se le ocurrió un eslogan publicitario “menos menos nata y mas zapata” . Hasta eso había cambiado, ya hacía tiempo que no tenía trabajo en aquel mundo de la publicidad que ahora le parecía muy agresivo.
Francesco se levantó a buscar el cuaderno de recetas donde guardaba escrita  del puño y letra de su bisabuela la receta.  Este cuaderno lo  heredaba en su familia, la primogénita, que siempre había sido mujer, hasta que nació él y también exigió recibir el famoso cuaderno. El caso es que no tenía hijos…así que ¿quien guardaría ahora el secreto de la famosa receta de los espaguetis carbonara a la antigua?
Ese pensamiento le llevó a recordar que  había quedado con su sobrino Luca.  Le llamó diciendo que se retrasaba un poco y que le esperara tomándose un expreso en el café Central.
Salió disparado de casa dándose cuenta enseguida que se había olvidado su teléfono móvil encima de la cama. Siempre le pasaba lo mismo, a última hora iba corriendo a todas partes, dejando detrás de sí un reguero de objetos olvidados. Soltaba un par de exabruptos y seguía su camino, jurándose que intentaría cambiar, esa mala cabeza.
Cuando llegó al café, no  encontró allí a Luca, pero se fijó en una melena morena que tenía a su derecha y se acercó a ella, y con cuidado tocó su  hombro…pero si era Julia, se abrazaron efusivamente mirándose a los ojos, y diciendo casi a la vez...¡¡¡¡pero  pero si hace por lo menos diez años que no nos veíamos!!! En una hora se habían puesto al día de sus últimos años.
Se dio cuenta de que no había llamado a su sobrino, claro que tampoco podía hacerlo porque no tenía móvil y para más inri no  sabía su número de teléfono.
Cuando se despidieron, Francesco le dice a Julia…porqué no te vienes el viernes a cenar a casa…te prepararé mis famosos espaguetis carbonara a la antigua. Julia rápidamente contestó,” por supuesto eso no me lo pierdo yo”.

Se marchó feliz. Con una sonrisa dulce entre los labios. Ya era tarde y se fue  casa  pensando en la compra del día siguiente, además de  los ingredientes  de la receta, compraría también flores en Campo de Fiori, y también encendería esas velas olorosas que le gustaba tanto.
Por la mañana se levantó eufórico, llamó a Luca para disculparse por no poder haber acudido a la cita, luego se duchó, se vistió salió a desayunar al  café de la esquina.
Le mandó un mensaje  a Julia…”estoy deseando cocinarte”…ella le contestó con una emoticono sonriente.
 Se fue al mercado y compró parsimoniosamente…cada ingrediente en un sitio diferente, lo único que  no había que comprar era  huevos pues esos parecían vivir en la nevera. Compró la mejor panceta ahumada que vendía, el mejor trozo de queso parmesano que rayaría con sumo esmero...
Cuando terminó su amada compra subió a casa las bolsas y lo guardó todo en la nevera  por orden de aparición en la receta. Era una manía suya.
El viernes  amaneció un día radiante, eso días de octubre con sol tenue  que llenan de luz amarillenta las horas.
Francesco puso el volumen de su equipo de música a tope y se puso a cantar mientras se escaldaba bajo la ducha. Una vez vestido salió a desayunar como todos los días al café de la esquina.
Repasó mentalmente sus quehaceres del día y se frotó la barbilla varias veces pensando que se le olvidaba algo…pero no conseguía averiguar que era.
Pasó la mañana leyendo noticias en el periódico digitales y consultando el saldo de sus cuentas bancarias. Unas cosas iban bien y otras no tanto…
Comió un poco de ensalada que tenía en su nevera  y a continuación sacó la vajilla que pondría para la cena de esa noche, buscó y rebuscó un mantel que no encontró, se preguntó donde lo habría puesto la chica que venía una vez por semana a hacer la limpieza. Finalmente encontró otro un poco más viejo...pero estirándolo conseguiría que quedara bien sobre la mesa. Cuando estuvo todo colocado sobre la mesa, contempló el escenario satisfecho de su decoración, todo en orden,  cubiertos, la servilleta, las copas, el cestillo del pan. No faltaba nada. Aún así se frotaba de nuevo la barbilla “ay, no sé creo que se me olvida algo…” pero no sé… ya me acordaré.

Dos horas antes de la esperada cena, se puso a sacar los ingredientes de la nevera…cortó con esmero en trozos la panceta, sacó a templar los huevos de la nevera. Dio un par de sorbos al vino que había comprado expresamente para la receta. Y así con esa paciencia y meticulosidad que ponía para cocinar preparó la salsa. Ya faltaba muy poco para que llegara la hora  así que puso el agua a hervir con sal, para llegado el momento bañar allí los espaguetis.
Se acicaló delante del gran espejo dorado del pasillo  y cuando oyó el timbre de la puerta  caminó despacio, sin prisa pero sin pausa para abrirla. Cuando lo hizo y vio su cara, se acordó perfectamente de lo que  había olvidado.
                                                                                          Mercedes González Hdez.


No hay comentarios: